Martirologio Romano
Martirologio del 29 de Julio
- En Tarascón de la Galia Narbonense, santa Marta, Virgen, hospedadora de nuestro Salvador, y hermana de los santos María Magdalena y Lázaro.
- En Roma, en la vía Portuense, los santos Mártires Félix, Simplicio, Faustino y Beatriz, en los tiempos del Emperador Diocléciano; los dos primeros, al cabo de muchos y diversos suplicios, fueron condenados a la pena capital; Beatriz, su hermana, por confesar a Cristo, fue ahorcada en la cárcel.
- Allí mismo, los santos Mártires Lucila y Flora, Vírgenes, Eugenio, Antonino y Teodoro y dieciocho Compañeros; los cuales, en el imperio de Galieno, consumaron el martirio.
- Asimismo en Roma, santa Serapia, Virgen, la cual, en tiempo del Emperador Adriano, fue entregada a dos jóvenes lascivos, y no pudiendo ser de ellos burlada, ni después abrasada con teas encendidas, por orden del Juez Dérilo fue apaleada y después degollada. Su cuerpo fue depositado por santa Sabina en el sepulcro que ésta tenía junto a un terreno de Vindiciano; pero la memoria de su martirio se celebra el 3 de Septiembre, en que el sarcófago de ambas fue allí mismo compuesto, y adornado, y aquel lugar consagrado a la oración.
- En Gangres de Paflagonia, san Calinico, Mártir, el cual, azotado con varas de hierro y atormentado con otros suplicios, finalmente echado en un horno, entregó su alma a Dios.
- En Noruega, san Olavo, Rey y Mártir.
- En Troves de Francia, san Lupo, Obispo y Confesor, que, en compañía de san Germán, fue a Inglaterra a combatir la herejía de los Pelagianos, y con su continua oración defendió la ciudad de Troyes del furor de Atila, que devastaba las Galias; por fin, habiendo dignamente desempeñado cincuenta y dos años el cargo sacerdotal, descansó en paz.
- En la ciudad de Brieuc, en Francia, san Guillermo, Obispo y Confesor.
- También la dichosa muerte de san Próspero, Obispo de Orleáns.
- En Todi de Umbría, san Faustino, Confesor.
- En la ciudad de Mamia, santa Serafina.
- En Roma, san Urbano II, Papa, el cual, siguiendo las pisadas de san Gregorio VII, resplandeció por el celo de la doctrina y de la religión, y excitó a los fieles cruzados a rescatar del poder de los infieles los Santos Lugares de Palestina. El culto que desde tiempo inmemorial se le tributaba fue ratificado y confirmado por el Sumo Pontífice León XIII.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
℟. Deo Gratias.
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