Otra vez
Otra vez, hijo pródigo, regreso
por el mismo sendero arrepentido
como el que reaparece del olvido
después de haber estado un tiempo preso.
Otra vez, cabizbajo, me arrodillo
y me postro a tus pies bañado en llanto
y me cubres los hombros con tu manto
y me besas la sien como a un chiquillo.
Esta escena la has visto repetida
tantas veces que sólo tu grandeza,
Jesús, me reconstruye en el perdón.
Hijo pródigo soy toda la vida
porque sé que a pesar de mi flaqueza
siempre rescatarás mi corazón.
Jorge Antonio Doré
PoesíaHispana.com
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