2 de enero: San Adelardo
SAN ADELARDO
Abad
n. 752 en Soissons, Francia
† 2 de enero del año 827 en el Monasterio de Corbie, Francia
Patrono de jardineros. Protector contra la fiebre tifoidea.
Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura.
Mateo 6, 33

San Adelardo, nieto de Carlos Martel, abandonó la corte a la edad de veinte años para retirarse al monasterio de Corbie (Francia). Luis el Bonachón sospechó que el santo había favorecido las pretensiones de su pupilo Bernardo, hijo de Pepino, a la sucesión de Carlomagno, y lo confinó a la isla de Noirmoutiers. Mas, reconociendo su error, lo llamó a la corte. A fuerza de insistentes súplicas obtuvo el santo que se le dejase volver a Corbie, para reasumir el gobierno de su monasterio. Mucho contribuyó, con el célebre Alcuino, a hacer que volviese a florecer en los monasterios el amor a la ciencia. Murió el 2 enero del año 827.
Meditación sobre el fin del hombre
- No estamos en este mundo sino para amar a Dios, para honrarlo y para alcanzar nuestra salvación. Examina con atención esta verdad; he ahí en lo que debes trabajar durante este año y durante toda tu vida; todos tus otros proyectos son inútiles, peligrosos o criminales. ¿Hasta ahora has empleado tu vida en buscar, honrar y amar a Dios? Examínate, humíllate, corrígete. Busquemos a Dios sincera y únicamente. El alma racional está creada a imagen de Dios: todas las creaturas pueden ocupar nuestra alma, pero sólo Dios es capaz de llenarla (San Bernardo).
- Todas las creaturas son medios que Dios te ha dado para alcanzar tu fin. Las ha creado para que te sirvan, como te ha creado para que Le ames; sin embargo, consideras esas creaturas como tu último fin. ¿Acaso no parece que piensas que el oro y la plata, los placeres y los honores son los que deben darte la felicidad? Dejas a Dios por la creatura; te sirves de sus dones para ofenderlo; los medios que te había proporcionado para ir a Él, de Él te alejan.
- Debo, pues, en adelante, amar lo que me puede conducir a mi último fin. La observancia de los mandamientos de Dios y la práctica de las virtudes son los medios por los cuales lo alcanzaré. El pecado y el mal uso de las creaturas me alejarán de él. No es necesario que sea rico o dichoso en este mundo, siempre que gane el cielo. Preguntémonos, a menudo, a ejemplo de San Bernardo: ¿Para qué he venido a este mundo?
La pureza de intención.
Orad por los herejes.
HACED, os suplicamos, Señor, que la intercesión del bienaventurado Adelardo nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos, por su asistencia, lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S.
Fuentes: Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. | Tomo I; Patron Saints Index.
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