Nueve lunes en honor a San Gerardo de Mayela – LUNES SÉPTIMO
EJERCICIO DEVOTO EN HONOR DE SAN GERARDO MAYELA, para practicarse en los nueve lunes que preceden su fiesta, 16 de Octubre.
Puede servir también para la Novena del Santo.
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
SAN GERARDO CONVIERTE Cierto día encontró Gerardo a un joven aventurero que atentamente lo miraba. Llevaba el Santo un manteo remendado y una vieja sotana. El joven, creyéndole un mago, le preguntó: “¿Es usted un nigromante que va buscando tesoros?” Sorprendióse Gerardo con la demanda, pero pronto comprendió con quien se las había, y respondió: “Si quieres enriquecerte, yo te indicaré el modo”. Lo llevó a un bosque, y quitándose el raído manteo lo extendió en tierra, haciendo que el joven se arrodillara en él. “Te he prometido buscar un tesoro” –le dijo el santo Hermano– “¿quieres verlo?… Mira”. Y sacando un Crucifijo lo puso ante sus ojos díciéndole: “Éste es el tesoro que, tantos años ha, perdiste”. Pintó al desgraciado joven, con vivísimos colores, el triste estado de su alma. Éste, arrepentido, se puso a llorar amargamente, y cambió de vida, haciendo después una buena y santa confesión. REFLEXIÓN ¿Procuras ser útil, en la medida de tus fuerzas, a las almas redimidas con la Sangre preciosa de Jesucristo? ¿Tratas al menos de hacer bien a los que viven en tu compañía, como son tus parientes y amigos, por medio de la oración, del buen ejemplo, de los buenos consejos, etc.? ¿Te interesas por la obra de las misiones, por la propagación de la fe y por otras santas empresas que tienen por fin la conversión de los infieles y la salvación de las almas? Acuérdate de las palabras del Apóstol Santiago: “El que hace que se convierta el pecador, salva su propia alma”. ORACIÓN ¡Oh bienaventurado Gerardo!, considero vuestra extraordinaria caridad hacia vuestros semejantes, la que, descubriendo en los hombres la imagen de Dios grabada en sus almas, os movía a amar a todos, a favorecer a todos, a consolar a todos, aliviándolos en sus males, aconsejándolos en sus dudas, fortaleciéndolos en sus debilidades, dirigiéndolos en sus caminos, amonestándolos en sus faltas; sin perdonar desvelos y trabajos para socorrerlos en sus necesidades espirituales y corporales. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. |
INVOCACIONES A SAN GERARDO
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