Martirologio Romano
Martirologio del 18 de Mayo
- En Camerino, san Venancio, Mártir, que siendo de edad de quince años, en el imperio de Decio y presidencia de Antíoco, juntamente con otros diez, cortada la cabeza, terminó el curso de su glorioso combate.
- En Ravena, el triunfo de san Juan I, Papa y Mártir, el cual, llamado con engaño a dicha ciudad por el Rey de Italia Teodorico Arriano, y atormentado allí por él con dura y larga prisión por causa de la fe católica, acabó la vida. Pero su fiesta se celebra el 27 de Mayo, día en que su cuerpo, restituido a Roma, fue sepultado en la Basílica de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles.
- En Espoleto, san Félix, Obispo, el cual, en tiempo del Emperador Maximiano, consiguió la palma del martirio.
- En Heraclea de Egipto, san Potamión, Obispo, que primeramente, en tiempo de Maximiano Galerio, confesó la fe; después, imperando Constancio, siendo Presidente el Arriano Filagrio, fue coronado del martirio. Los santos Padres de la Iglesia Atanasio y Epifanio celebraron a este santo varón con sus alabanzas.
- En Egipto, san Dióscoro, Lector, al cual probó el Presidente con muchas y varias torturas; porque le arrancó las uñas y le abrasó con hachas encendidas los costados; pero, aterrados los verdugos con el resplandor de una luz celestial, cayeron en tierra; por fin, el Santo, abrasado con planchas candentes, consumó el martirio.
- En Ancira de Galacia, san Teódoto, Mártir, y las siete santas Vírgenes y Mártires Teocusa su tía materna, Alejandra, Claudia, Faina, Eufrasia, Matrona y Julita. Ellas primeramente condenadas por el Presidente a un lugar infame, pero libertadas por virtud divina, fueron después, con piedras atadas al cuello, sumergidas en una laguna; Teódoto, por haber recogido sus reliquias y sepultádolas con religiosidad, detenido por el Presidente, atormentado con extraña fiereza, y, por último, degollado, recibió la corona del martirio.
- En Upsala de Suecia, san Erico, Rey y Mártir.
- En Roma, san Félix, Confesor, de la Orden de Menores Capuchinos, conspicuo por su sencillez evangélica y caridad, a quien el Sumo Pontífice Clemente XI puso en el número de los Santos.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
℟. Deo Gratias.
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